sábado, 17 de septiembre de 2016

Las familias y la escuela necesitan compartir y no competir

Fuente: La Razón


¿Cuáles son los principales retos de los padres y madres del S.XXI en la educación de un hijo?

-Los padres de hoy, en términos generales, nos encontramos realmente agobiados, perdidos y desorientados. Afrontamos nuestra tarea educativa cargados de miedos, dudas e inseguridades preguntándonos constantemente si lo estaremos haciendo bien. Otros, afirman directamente no saber qué hacer con sus hijos... La sociedad actual tampoco nos facilita las cosas: excesivas obligaciones, dificultades para conciliar familia y trabajo, un ritmo de vida acelerado y un largo etcétera. Vivimos en una sociedad en la que los cambios son tan rápidos que nos impiden educar con calma y serenidad. Es urgente y necesario cambiar esta dinámica si queremos vivir y disfrutar al máximo de esta experiencia única. Los padres del siglo XXI necesitamos herramientas del siglo XXI para educar y disfrutar haciéndolo. Ya no sirve hacer lo que hicieron con nosotros, no podemos pretender educar a nuestros hijos como nos educaron a nosotros.

-¿De qué manera pueden los padres implicarse con la escuela en la educación de sus hijos?

-Creo que hay múltiples formas de hacerlo y son todas muy sencillas: preocuparnos por lo que ocurre en el centro donde estudian nuestros hijos, acudir a las actividades que éste organiza, asistir a las reuniones tanto individuales como colectivas que convoca el profesorado, aportar ideas e iniciativas que sirvan para mejorar la escuela, mantener una comunicación fluida con el profesorado del centro, etc. Para que esto sea una realidad los centros educativos deben permitir esta implicación y mostrar una actitud de apertura permitiendo que los padres se sientan protagonistas y miembros de una auténtica comunidad educativa cosa que no siempre ocurre. Como siempre afirmo: «las familias y la escuela necesitamos compartir y no competir». Y todos tenemos que poner de nuestra parte para que esto sea una realidad.

-El eterno dilema de si las redes sociales y las nuevas tecnologías son dañinas o beneficiarias para los niños... ¿Qué piensa? ¿Deben los padres limitar el uso de estas a sus hijos?

-Este es un tema delicado pero que es necesario abordar con seriedad. Ni las redes sociales ni las nuevas tecnologías son dañinas para los niños sino el uso que se hace de las mismas. La brecha digital entre padres e hijos dificulta el control parental, ya que los padres consideramos que es difícil conocer las nuevas tecnologías porque avanzan y crecen de manera exponencial pero tenemos la obligación de estar al día para poder orientar, guiar y acompañar a nuestros hijos en esta faceta tan importante de sus vidas. Por eso considero que no se trata de prohibir sino de educar en el buen uso de esta tecnología: es necesario enseñar a nuestros hijos a utilizar de manera útil estas tecnologías así como la información a la que acceden. Somos los padres son que debemos ofrecerles esta educación tecnológica, sin excusas. Pero siempre desde el sentido común: no podemos poner un smartphone en mano de un niño de 7 años como si nada. Hay un momento y una edad para cada cosa y estamos adelantando etapas... Mucho cuidado. Siempre doy el mismo consejo a los padres: deja de preocuparte por este tema y empieza a ocuparte.

- Como experto... ¿Piensa que es recomendable dejar llorar a los niños en sus primeros años de edad? ¿Hay peligro de que esto les cree un trauma?

-Para nada, y sobre todo mucho menos cuando es un bebé ya que el llanto es su lenguaje, la única forma de llamar la atención del adulto. No debemos interpretar el llanto como algo que el niño hace para molestarnos sino como un acto comunicativo. Cada vez más, los científicos asocian el estrés en la infancia y niñez con el elevado número de adultos que sufren trastornos de ansiedad y depresivos a partir de la adolescencia. Por ejemplo, si dejamos que el bebé llore a solas: elevados niveles de hormonas tóxicas inundan su cerebro, se activan circuitos de dolor en el cerebro exactamente como ocurriría si el bebé sufriera dolor físico, etc.

-Regañar... ¿Cómo se debe regañar a un hijo cuando hace algo mal sin dañar su autoestima? ¿Cuál tiene que ser el límite?

-Por supuesto que podemos y debemos regañar al niño cuando hace algo mal pero siempre buscando lo mejor para él: queremos que aprenda y mejore. Y no se puede aprender desde la imposición. Disciplina no es castigo pero esta siempre ha de tener un sentido y un propósito: jamás debe ser impuesta ni debe dañar al niño. Para que la disciplina sea respetuosa y no rebasar el límite debes contestar con sinceridad estas tres preguntas: ¿Te gustaría que te lo hiciesen a ti? ¿Le ayuda a tu hijo a mejorar? ¿Mejorará tu relación con él o la dañará?

-Es usted el fundador de la Escuela de Padres con talento, ¿de qué trata este proyecto?¿Cuáles son sus objetivos?

-La Escuela de Padres con talento es un nuevo modelo de Escuela de Padres que no solo ofrece formación presencial sino que lo combinamos de manera precisa con una formación y asesoramiento online para que los padres estén acompañados en todo momento y les podamos resolver dudas e inquietudes. El objetivo principal del proyecto es el de ayudar, orientar, asesorar y acompañar a las madres y los padres durante el proceso educativo de sus hijos. No existen recetas mágicas para educar a nuestros hijos, no poseemos la «alquimia educativa» que nos resuelva todos los problemas pero desde la Escuela de Padres con talento ofrecemos pautas, herramientas y principios educativos para que puedan llegar de un modo práctico al fondo de los problemas de cada hijo dando respuesta a sus inquietudes, dudas y temores. Este curso 2016-17 estará en funcionamiento en más de 12 centros educativos de toda España y estamos convencidos de que este número irá creciendo.


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